En casa teníamos un problema claro: la necesidad de contar con mayor espacio. Principalmente porque nuestra hija fue creciendo y eso implica mayor cantidad de cosas, juegos, juguetes, libros, etc.
Sabíamos que un/a profesional nos podía ayudar a resolver la cuestión de manera mucho más eficiente que desde nuestras ideas solamente. La llamamos a partir de nuestra amistad de años y de sus referencias con otras obras.
Como toda obra, implicó varias charlas previas, análisis e ideas compartidos. En todo momento nos sentimos acompañados y muy bien orientados.
Una vez finalizada la obra, el cambio fue grande. Contamos con mayor espacio para varias cuestiones, no solo por las refacciones realizadas, sino también por el mayor aprovechamiento que propuso Claudia, en varios sectores de la casa, con la redistribución de los mismos y con el cambio de algunos muebles. Hasta pasamos a tener un vestidor que antes no existía.
Si tuviéramos que volver a hacer una obra la volveríamos a llamar.
Es realmente destacable su calidez y capacidad de empatía. En todo momento estuvo presente y a disposición, y se manejó con absoluta responsabilidad y transparencia en base a lo que habíamos charlado desde el primer día.
Con la obra terminada la casa tuvo una dinámica mucho más agradable, cálida, espaciosa y con lugares mucho más identificados en relación a cada función. Y lo más importante, nuestra hija tiene una habitación más grande, la vive de otra forma, y eso también se traduce en nuestro bienestar.